miércoles, 2 de junio de 2010

LA TRANSFORMACIÓN EN BRUJA

En una fría noche iba yo tan tranquilo por aquel camino al lado de la playa. No pensaba que me iba a cambiar la vida. Iba yo caminando, pensando en mi amada , cuando algo vi cruzando el cielo, algo oscuro y con pecas a lo que no di importancia alguna, no pensé que a partir de ese segundo me iban a ocurrir extraños sucesos. Unos minutos después, un ruidoso golpe resonó por todo el valle. Decidí ir a ver lo que había pasado y al acercarme, una humareda de polvo no me dejaba ver lo que junto a mi estaba. Al llegar a donde ese misterioso objeto había caído solo podía ver una especie de piedra y un raro agujero que parecía imposible que lo hubiera hecho una simple piedra al caer. La cogí. Sucedió un instante mágico, como si una fuerza externa se hubiese apoderado de mi ser, fue un momento especial.
Lancé la piedra contra un árbol y resopló a su vez un gran viento. Al chocar la piedra contra el árbol hizo que éste entrara en llamas. Levanté las cejas y abrí bien los ojos como nunca había hecho, estaba flipando.
Entonces decidí irme porque pensé que era culpa del sueño que tenía y de las tres copas de vino que me había tomado antes de partir.
A medio camino, unos tojos que no estaban a mi ida, me impedían pasar sin pincharme, pero descubrí a lo lejos un palo de madera que tenía pinta de ser fuerte y resistente, y que me serviría para abrirme camino hacia casa.
Lo agarré bien fuerte y comencé a apalear los tojos aunque no sirvió de mucho. Cansado me aparté , me limpié el sudor de la frente y di un golpe con el palo en el suelo, con furia; de pronto ese montón de tojos desapareció de mi vista y yo, alegre y al mismo tiempo sorprendido, continué mi camino, sin dejar de pensar en lo que había pasado.
Cuando ya llevaba un buen rato caminando, vi luz en una casa y me acerqué a ella para preguntar si podía pasar allí la noche. Me metí en el cuarto, que resultó ser la bodega de la casa y me tumbé sobre una manta que había en una esquina.
A la mañana siguiente, cogí mis cosas y me fui de esa casa en la que tan regularmente me trataron. Eran las doce y trece minutos cuando empecé a sentir que me moría de hambre. A mi lado había numerosos árboles llenos de fruta, pero no me atreví a comer ninguna por si era venenosa, aunque cogía dos o tres para dar a algún animalillo que encontré por allí y descubrir si eran buenas o malas. Mi sorpresa fue que al guardar los frutos en el interior de mi zurrón, su interior se iluminó y aparecieron dentro unas cuantas chuletas de pollo, un trozo de queso, una barra de chocolate y una manzana.
Mi mujer me va a llamar loco y se va a ir en cuanto le diga todo esto, pensé.
Serían las once y media de la noche cuando llevaba ya un día de lo ocurrido. Pensativo estaba yo cuando, de repente, noté como la sangre se me helaba y me subía al cerebro. Me toqué la frente y, al bajar la mano, noté un ligero cambio en mi aspecto, pues mi nariz se había alargado y una gran verruga le daba fin. Con la lengua noté también mi boca distinta pues había pasado a no tener casi dientes, me faltaban unos ocho.
Otro cambio que percibí fue que hacía ya tiempo que no notaba su presencia, ¿que había sido de él?.
Mi pelo comenzó a crecer y a ponerse blanco y fue entonces cuando me di cuenta de lo que me estaba ocurriendo, ¡me estaba convirtiendo en bruja!, o al menos eso me parecía a mi..

No hay comentarios:

Publicar un comentario